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Según estimó Lorenzetti, en una extensa misiva que envió a sus colegas, la designación de Rosatti, a propuesta de Juan Carlos Maqueda, con el apoyo de Carlos Rosenkrantz, "violó la tradición de la Corte en la materia y las reglas de la cortesía".

La Corte Suprema de Justicia inaugura una nueva etapa marcada por la llegada de Horacio Rosatti a la presidencia y la tensión que genera el cuestionamiento del ministro Ricardo Lorenzetti a los mecanismos de esa elección.

Según estimó Lorenzetti, en una extensa misiva que envió a sus colegas en el cierre de la semana a través de un correo electrónico, la designación de Rosatti, a propuesta de Juan Carlos Maqueda, con el apoyo de Carlos Rosenkrantz, "violó la tradición de la Corte en la materia y las reglas de la cortesía".

Lorenzetti explicó que hasta allí las elecciones del presidente se hacían dentro de los acuerdo ordinarios y que, por algún motivo que desconoce, Rosenkrantz convocó a un acuerdo extraordinario para elegir autoridades el jueves último, a sabiendas que él se encontraba representando al tribunal en las reuniones del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, donde actúa "en calidad de miembro del Governing Council".

"La decisión apresurada los obligó a la designación del presidente y del vicepresidente con la sola presencia de tres jueces, votándose a sí mismos", cuestionó Lorenzetti.

En el texto que remitió a sus colegas, Lorenzetti sostuvo que "la decisión adoptada en el acuerdo del día jueves 23 de septiembre (en el cual se refrendó la presidencia de Rosatti) se asemeja notablemente a un caso similar ocurrido con ocasión de la elección del doctor (Julio) Nazareno", ocurrida en 2000.

"Lamentablemente repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década. Se había logrado una confianza, transparencia y participación que este tipo de actos afecta gravemente", indicó el expresidente de la Corte.

En la Corte, contestaron desde la vocalía de Rosatti que existe una larga lista de ministros que se votaron a sí mismos y también recalcaron que el presidente tiene la facultad de convocar a acuerdos extraordinarios cuando lo juzga necesario.

"La carta de Lorenzetti genera ruido, es un bochorno, pero no condiciona a nadie", evalúan en el Palacio y confían que la dinámica del tribunal se acomode en los próximos días, cuando baje la espuma del cambio de autoridades y de etapa.

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También recuerdan en la Corte que en oportunidad del cambio de autoridades de 2018, cuando Rosenkrantz asumió en lugar de Lorenzetti, el presidente saliente también dirigió una carta al resto de los ministros, que hizo pública, rechazando el proceso que lo sacó del máximo cargo dentro del sistema judicial.

La queja pública de Lorenzetti, para el resto de los ministros, debe entenderse como parte de su estilo personal de ejercer el cargo, pero no dudan que el malestar será superado y que el tribunal funcionará colaborativamente en la nueva etapa que se abrirá con la gestión de Rosatti a partir del 1 de octubre.

Aunque con un marco legal, la elección de autoridades en la Corte es un procedimiento netamente político que tiene que ver con los alineamientos y alianzas internas.

La pretensión de Lorenzetti de volver a ser presidente chocó contra el desgaste de casi una docena de años en el cargo, como tampoco favoreció a Rosenkrantz para su reelección una gestión que sus colegas consideran pobre y deslucida.

Con los dos expresidentes con pocas chances, y con Maqueda y Elena Highton de Nolasco sin pretensiones de ocupar ese sillón, Rosatti apareció como la alternativa superadora.

La reunión se formalizó el jueves al mediodía, de manera virtual ya que Highton de Nolasco desde marzo no asiste al tribunal porque sus 78 años la convierten en un paciente de alto riesgo si se contagia coronavirus, y se resolvió con la propuesta de Maqueda para ungir al binomio Rosatti-Rosenkrantz, como presidente y vice, respectivamente.

En la agenda de la Corte, Rosatti se encontrará a partir del 1 de octubre con numerosos planteos ante el alto tribunal de la vicepresidente Cristina Kirchner, la reasignación de fondos de la Ciudad de Buenos Aires y definiciones sobre los procesos de lesa humanidad.

Con el acuerdo alcanzado esta semana, Rosatti estará al frente de la Corte desde el 1 de octubre hasta el 30 de septiembre de 2024, secundado por Rosenkrantz como vicepresidente, en reemplazo de Highton, quien ocupaba ese cargo desde la presidencia de Lorenzetti.

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