La Cámara Alta rechazó la aplicación del 10 % de tarifas globales impulsadas por el presidente bajo poderes de emergencia. Legisladores republicanos se sumaron a la oposición para bloquear una medida que desata tensiones internas en Washington y en el comercio mundial.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sufrió este 30 de octubre un golpe legislativo inesperado. El Senado —con votos de ambos partidos— aprobó por 51 a 47 una resolución que bloquea su intento de imponer un arancel base del 10 % a todos los países, amparándose en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA). No es solo una derrota política: es un mensaje directo al corazón del modelo económico que impulsa desde su retorno a la Casa Blanca en enero de 2025.
La medida fue impulsada por el senador Ron Wyden (demócrata, Oregón) y se convirtió en la tercera vez en lo que va del año que la Cámara Alta desautoriza el uso de facultades de emergencia por parte del presidente para fijar aranceles. Las dos anteriores apuntaron contra tarifas impuestas a Brasil (50 %) y Canadá (35 %). Esta vez, la resolución tiene alcance global.
El dato político fuerte es que cuatro senadores republicanos votaron a favor de la resolución: Mitch McConnell (Kentucky), Lisa Murkowski (Alaska), Susan Collins (Maine) y Rand Paul (Kentucky). Todos ellos ya habían mostrado distancia con el enfoque económico duro de Trump, pero su apoyo en esta instancia expone una grieta institucional dentro del partido oficialista.
Trump había justificado el nuevo arancel global como respuesta a una “emergencia nacional” derivada del déficit comercial estructural de EE.UU. Pero esa interpretación amplia del concepto de emergencia fue cuestionada incluso por referentes conservadores. La IEEPA, promulgada en 1977, fue pensada para amenazas concretas, no como herramienta regular de política económica.
La votación del Senado no tiene efectos inmediatos: la Cámara de Representantes, controlada por el Partido Republicano, bloqueó que esta resolución llegue al recinto hasta 2026. Además, el presidente puede vetarla en caso de avanzar. Pero el gesto político ya está hecho. En un país polarizado, que el Congreso le diga “no” al presidente en funciones y de su propio signo, no es menor.
A la par, Trump intenta mostrarse pragmático ante el exterior: redujo del 57 % al 47 % los aranceles sobre productos chinos tras un acuerdo con Xi Jinping, en el que China se comprometió a restringir exportaciones de precursores de fentanilo y flexibilizar el acceso a tierras raras, clave para la industria tecnológica estadounidense. Sin embargo, la política exterior sigue atada a vaivenes personales más que a consensos de Estado.
Lo que está en juego es más que un arancel: es la arquitectura institucional del comercio exterior de EE.UU. y la distribución de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo. Con esta votación, el Senado recuerda que los tiempos del “yo gobierno, ustedes aplauden” están —al menos por ahora— en revisión.
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