La expresidenta reapareció con un discurso demoledor contra el gobierno de Milei. Habló de default, soberanía cultural y llamó a reconstruir políticamente al peronismo.
En el corazón de Retiro, entre banderas, música popular y la persistencia de una militancia herida pero intacta, Cristina Fernández de Kirchner reapareció públicamente este 25 de Mayo con un mensaje que osciló entre la crítica frontal al gobierno libertario de Javier Milei y una autointerpelación política dirigida al peronismo. Fue en el marco del Encuentro de la Cultura Popular al cumplirse 22 años de la asunción de Néstor Kirchner.
Desde el escenario del Polo Cultural y Deportivo Saldías, Cristina habló ante dirigentes, artistas y sindicalistas de confianza, con tono combativo pero también introspectivo. Denunció un rumbo económico “calcado de la dictadura”, alertó sobre un inminente “décimo default”, y fustigó al actual gobierno por su “mediocridad” y su modelo basado en “el sálvese quien pueda”.
“Este modelo fracasó en dictadura y va a fracasar otra vez. Estos tipos no construyeron ni una escuela. Lo único que hacen es cambiarle el nombre a lo que hicimos nosotros. Qué mediocres, qué chatos”, disparó.
Un peronismo sin banderas no es peronismo
Cristina no esquivó la fragmentación interna del campo nacional y popular. Sin nombrar a Axel Kicillof, le habló a todo el peronismo: “Tenemos que dejar de ser militantes electorales y volver a ser militantes políticos”. Denunció la falta de debate y la hegemonía de los egos, y pidió retomar el camino de la síntesis colectiva.
“La fragmentación aparece cuando no hay discusión. Cuando hay ideas, la diferencia construye”, afirmó.
Además, criticó duramente el uso simbólico del Estado:
“No podemos seguir hablando de Estado presente si no da respuestas. Hay que construir una nueva estatalidad, con eficiencia”, remarcó.
“¿Tus dólares, tu decisión?”: ironía y alerta económica
En un tramo de su discurso, advirtió que el país se encamina hacia un “décimo default”, al tiempo que denunció el endeudamiento creciente y la destrucción del consumo interno.
“Lo que están haciendo es la convertibilidad con otro nombre. Rascan el fondo de la olla. No hay pesos, no hay dólares, no hay consumo”, aseguró. Y sobre el nuevo blanqueo de Milei, ironizó: “¿Tus dólares, tu decisión? Un pastelito está dos lucas, hermano. ¿Qué te pasa?”
En una frase filosa, volvió sobre el economista Ricardo Arriazu: “Ese señor fue el autor de la tablita de Martínez de Hoz. De destrucción sabe mucho. No nos olvidemos de quiénes son”.
Cultura, soberanía y El Eternauta
El eje cultural no fue accesorio. Cristina destacó políticas como Tecnópolis, Paka Paka, Encuentro, el INCAA y reivindicó la resistencia popular frente al vaciamiento actual. Especial emoción generó la alusión a El Eternauta, cuya adaptación por Netflix finalmente respetará la soberanía simbólica de la obra.
“La familia Oesterheld, diezmada por la dictadura, exigió que la historia se cuente en Argentina. Si ellos pudieron negociar con dignidad, ¿cómo no va a poder hacerlo un país?”, señaló.
“No podía pasar este 25 de Mayo sin un peronismo en la calle”
El cierre fue político, emocional y rotundo. Cristina defendió la fecha patria como símbolo apropiado por la historiografía liberal, y propuso recuperarla desde la calle y el pueblo. “No podía pasar este 25 de Mayo sin que hubiera un peronismo que festejara el Día de la Patria”, dijo. El aplauso fue cerrado. La mística, intacta.
Con un diagnóstico demoledor, una convocatoria interna y un llamado a repensar la Argentina desde la política y la cultura, Cristina volvió a hablar. Y, como siempre, lo hizo sabiendo que su palabra pesa.
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