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Jue, Abr

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Algunos alimentos pueden influir más de lo que creemos en las probabilidades de que contraigamos ciertas enfermedades. Ahora, en un nuevo estudio se ha examinado una relación de ese tipo entre el arándano y el riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer u otras dolencias mentales al envejecer.

El equipo de Robert Krikorian, de la Universidad de Cincinnati en Estados Unidos, ha examinado los efectos de la suplementación con arándanos en una población de riesgo de mediana edad.

Concretamente, los investigadores reclutaron a 33 pacientes de la zona de Cincinnati con edades comprendidas entre los 50 y los 65 años que tenían sobrepeso, eran prediabéticos y habían notado un leve deterioro de la memoria al envejecer. Esta población tiene un mayor riesgo de padecer demencia asociada a la vejez y otras afecciones comunes.

Se pidió a los pacientes que durante un periodo de 12 semanas se abstuvieran de consumir bayas de cualquier tipo, excepto un paquete diario de suplemento en polvo que debían mezclar con agua y consumir con el desayuno o la cena. La mitad de los participantes recibieron polvos que contenían el equivalente a media taza de arándanos enteros, mientras que la otra mitad recibió un placebo.

A los participantes también se les hicieron pruebas que medían ciertas capacidades cognitivas que disminuyen en las personas en las que hace mella la demencia asociada al envejecimiento. Algunas de esas capacidades cognitivas son funciones ejecutivas como la memoria de trabajo (la que, por ejemplo, nos permite memorizar al primer intento aunque solo durante unos segundos un número de teléfono), la flexibilidad mental y el autocontrol.

Las personas del grupo tratado con arándanos mostraron una mejora significativa en las tareas cognitivas que dependen del control ejecutivo.

Los pacientes del grupo de los arándanos también presentaban niveles de insulina en ayunas más bajos, lo que significa que habían mejorado su función metabólica y eran capaces de quemar más fácilmente las grasas para obtener energía.

La conclusión a la que han llegado Krikorian y sus colegas es que añadir arándanos a la dieta habitual de las personas con los citados problemas de salud puede reducir sus probabilidades de desarrollar demencia asociada al envejecimiento.

Aunque no son del todo diferentes de otras bayas y plantas, los arándanos tienen un nivel especialmente alto de unos micronutrientes y antioxidantes llamados antocianinas. Las antocianinas ayudan a dar a los arándanos su color y también ayudan a defender las plantas contra el exceso de exposición a la radiación, los agentes infecciosos y otras amenazas.

Estas mismas propiedades que ayudan a los arándanos a sobrevivir también aportan beneficios a los seres humanos, como la reducción de la inflamación, la mejora de la función metabólica y el aumento de la producción de energía en las células.

El estudio se titula “Blueberry Supplementation in Midlife for Dementia Risk Reduction”. Y se ha publicado en la revista académica Nutrients.

Fuente: NCYT