YPF anunció este martes que reducirá un 4% promedio los precios de la nafta y el gasoil en todo el país, a partir del 1° de mayo.
La medida, comunicada oficialmente, responde —según la petrolera— a un "monitoreo constante de variables clave" como el valor internacional del petróleo Brent, el tipo de cambio, la carga impositiva y el precio de los biocombustibles. Sin embargo, la decisión llega en un contexto donde el precio de los combustibles en la Argentina ya se ubica entre los más altos de Sudamérica.
Una baja que busca "normalizar" precios
Según explicó Horacio Marín, CEO de YPF, "los precios no están atados a la inflación", en clara referencia al dato del IPC de marzo, que fue del 3,7%. El ejecutivo también destacó que el valor actual de los combustibles en el país está casi alineado al "import parity", es decir, al precio internacional, con apenas un 1% de diferencia.
"En algunas ciudades todavía hay distorsiones", reconoció Marín. Como ejemplo mencionó que, en plena Ciudad de Buenos Aires, la nafta costaba hasta 15% menos que en partidos como La Matanza, debido a subsidios locales a estaciones de servicio. "Eso se está normalizando", anticipó, dejando entrever que más allá de la baja de mayo, podría haber ajustes localizados.
Hoy, el precio del litro de nafta ronda los u$s1,1 en la Argentina, ubicando al país como el tercero más caro de Sudamérica, apenas detrás de Uruguay (u$s1,8) y Chile (u$s1,2).
Un alivio que no despeja el panorama
El último aumento de combustibles aplicado por YPF fue del 1,7% promedio el 1° de abril, después de otro ajuste del 1,9% en marzo. Ambos se explicaron, principalmente, por la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono, sumado a los propios costos internos.
La baja del 4% puede leerse como un gesto de contención ante la fuerte caída del consumo y el endurecimiento de la crisis económica. Sin embargo, analistas advierten que el margen para nuevas subas sigue latente, especialmente si el tipo de cambio o el precio del crudo internacional se disparan.
En definitiva, aunque pueda ser recibida como una bocanada de aire en los surtidores, la reducción anunciada parece más una estrategia táctica que un cambio estructural en la política de precios del sector. Y en una economía volátil como la actual, la pregunta es cuánto durará este alivio antes de que el bolsillo vuelva a resentirse.
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