Desde la llegada de Javier Milei al gobierno, los salarios formales han experimentado una continua erosión en su poder de compra, alcanzando una pérdida del 23,9% desde noviembre pasado. Este declive se traduce en el cuarto mes consecutivo de retroceso frente a la inflación, situándose cerca del mínimo histórico al finalizar la convertibilidad.
El salario promedio en febrero se ubicó en $619.007,05, por debajo de la canasta familiar de pobreza, según datos del INDEC. Para un matrimonio con 2 hijos menores, cubrir sus necesidades básicas requirió $690.901,57, excluyendo el alquiler.
Según el economista Salvador Vitelli, los salarios registraron una caída interanual del 26% en febrero, marcando la peor caída cuatrimestral en la historia del índice y superando el derrumbe de la convertibilidad en un periodo de cuatro meses.
En 2023, el salario promedio experimentó una disminución del 20% en su poder adquisitivo, alcanzando un valor de $484.298,40. A pesar de un aumento del 149,4% frente al 2022, no pudo hacer frente a la inflación del 211,4% en ese año, resultando en una pérdida significativa para los trabajadores formales.
El RIPTE, utilizado para calcular la movilidad previsional, contempla la remuneración promedio sujeta a aportes al SIPA y es una variable crucial para entender el impacto en el poder adquisitivo de los trabajadores bajo relación de dependencia.
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