La ex dirigente de PAMI dijo que el gobierno triplicó un esquema de sobreprecios y apuntó contra Esteban Leguízamo y Sebastián Pareja como recaudadores del sistema.
La interna libertaria sumó un capítulo explosivo. Viviana Aguirre, ex funcionaria del PAMI y diputada suplente de La Libertad Avanza, rompió el silencio y confirmó un entramado de corrupción dentro del organismo que involucra directamente al presidente Javier Milei, su hermana Karina y la cúpula partidaria.
En declaraciones radiales, Aguirre fue tajante:
“El Presidente sabe todo y no hace nada. Karina es la cajera sin escrúpulos”, disparó.
Coimas y sobreprecios en PAMI
La dirigente relató que, antes de ingresar al organismo, le exigieron entregar un millón de pesos de su sueldo en efectivo todos los meses. Al negarse, quedó desplazada y fue reemplazada por Raúl Simonetto, quien luego la designó coordinadora contable.
Desde ese cargo, Aguirre dice haber accedido a pruebas de sobreprecios en insumos médicos, geriátricos y farmacias, con un esquema que, según ella, “este gobierno triplicó”.
Esteban Leguízamo, actual titular del PAMI, sería “el recaudador”.
Sebastián Pareja, hombre fuerte de LLA en la Provincia, aparece como “intocable porque recauda para Karina Milei”, incluso mediante la venta de candidaturas.
El circuito judicial
Aguirre aseguró que intentó denunciar en La Plata, pero anticipó que llevará la documentación a Comodoro Py, manifestando desconfianza hacia el juez Alejo Ramos Padilla.
Además, reveló que tras dar el primer paso recibió amenazas. El único respaldo interno provino del legislador libertario Oscar Zago, quien le confesó:
“Yo también estoy sacando corrupción a lo loco de acá, y lamento no haber filmado a Karina contando dólares en 2023”.
Una ruptura personal y política
Con un tatuaje en su brazo con la fecha de nacimiento de Javier Milei, Aguirre admitió haber creído ciegamente en él:
“Cometí el gran error de pensar que iba a sacar el país adelante. Hoy tengo pruebas de que la corrupción en PAMI es un sistema montado para robar”.
La confesión deja en evidencia que el relato libertario contra la “casta” se derrumba puertas adentro: lo que se prometía como transparencia institucional se convierte en una red de coimas y retornos, denunciada por sus propios cuadros.
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