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Lun, Oct

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El gobierno de Claudio Vidal ofrece devolver descuentos y revisar la multa millonaria, pero posterga el salario a diciembre. El gremio docente corre el riesgo de ser otra vez utilizado como ficha de campaña.

En Santa Cruz, Claudio Vidal eligió jugar su última carta antes de las elecciones. No fue un plan económico, ni un cambio de gabinete, ni un golpe de gestión: fue abrir la paritaria docente a contrarreloj para intentar apagar el conflicto que lo expone en la calle y en las aulas. El paquete que puso sobre la mesa es concreto: devolver en octubre los días descontados por paro, abrir una mesa para tratar la multa millonaria el 6 de octubre y postergar la discusión salarial hasta diciembre.

El problema es evidente: alivio inmediato en lo simbólico, pero nada sólido en lo estructural. Una foto para la campaña, no una solución para la educación.

Los hechos, sin relato

La devolución existe. El Gobierno confirmó que los días descontados se reintegrarán en octubre. Es un compromiso administrativo ya comunicado en la paritaria.
La multa no desaparece. El multazo de casi $14.000 millones aplicado a ADOSAC por no acatar la conciliación obligatoria sigue vigente. Lo único definido es una reunión el 6 de octubre para “abordar el tema”.
El salario se patea. La discusión salarial se corrió para diciembre. Pero el antecedente inmediato es negativo: en marzo, Vidal cerró la paritaria por decreto pese a haber prometido diálogo. Esa experiencia alimenta el escepticismo: la reapertura es de mínima dudosa.
Las escuelas siguen a medias. Persisten los casos de alumnos que se turnan para asistir a clases por problemas edilicios. Calderas, gas y mantenimiento siguen siendo la postal cotidiana.

El dilema docente

ADOSAC, con una adhesión alta a los paros, enfrenta un dilema: aceptar el alivio parcial y arriesgarse a perder respaldo de sus bases, o rechazarlo y quedar bajo la acusación oficial de intransigencia en plena campaña.

Pero el trasfondo es más profundo. Las bases docentes ya fueron utilizadas políticamente en 2023, cuando el malestar educativo se transformó en combustible de la campaña que llevó a Vidal al poder. Hoy, el riesgo es volver a ser instrumentalizadas: aceptar una tregua que sirva para la foto electoral del gobernador y que después se traduzca en nuevos incumplimientos.

El congreso docente no solo discute salarios: discute también cómo evitar repetir la historia de ser el fusible político de turno.

Vidal en modo campaña

El movimiento es transparente: Vidal necesita llegar a las elecciones con menos ruido. Su gabinete acumula renuncias e internas, la economía provincial exhibe pobreza y desocupación en niveles históricos, y los salarios se hunden frente a la inflación. El conflicto educativo, visible y simbólico, es el peor escenario para mostrarse como gestor confiable.

Por eso ensaya la misma lógica que aplicó con la Justicia: imponer una foto de fuerza y patear los problemas hacia adelante. Pero así como los juramentos de jueces terminaron siendo desconocidos por la propia Corte, la paritaria exprés puede convertirse en otro boomerang: una tregua breve que se desmorone al primer incumplimiento.

Lo que se viene

1. Octubre, devolución de haberes. Será el argumento de campaña: “cumplimos con los docentes”.
2. 6 de octubre, reunión por multas. Aquí se definirá si Vidal realmente levanta la sanción o la mantiene como mecanismo de presión.
3. Diciembre, reapertura salarial (en duda). El acta lo fija, pero la credibilidad es mínima: el cierre unilateral de marzo demostró que el Gobierno puede desconocer compromisos. Para el gremio y para las familias, diciembre es sinónimo de incertidumbre, no de garantía.

Para pensar

Claudio Vidal llegó con la promesa de ser el gobernador del cambio. Hoy actúa como un gestor de parches electorales, atrapado en la lógica del mantenimiento y en la tentación del apriete. Devuelve días, promete charlar multas y difiere salarios. Puede que la jugada le dé aire en las urnas; no resuelve el drama educativo ni la crisis social.

La reapertura salarial anunciada para diciembre es poco más que una promesa al aire. Y si algo ha mostrado Vidal es que su palabra en materia paritaria no es confiable.

La advertencia es para los propios docentes: ya fueron utilizados una vez en la campaña que puso a Vidal en el poder. Si aceptan esta salida exprés, deben hacerlo sabiendo que el costo puede ser mayor después, con salarios deteriorados, aulas en condiciones precarias y un gobierno que solo busca ganar tiempo.

Las urnas, como la realidad, no suelen perdonar a quienes confunden gobernar con improvisar. Y todo indica que pronto el gobernador lo comprobará en carne propia.

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