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08
Lun, Dic

Salud

La investigación mostró que tomar 3-4 tazas de café diario se asocia a una edad biológica hasta 5 años menor en personas con enfermedades mentales graves. Superar esa cantidad anula el efecto.

El hallazgo se basa en el análisis de telómeros, pequeñas estructuras que protegen los extremos de los cromosomas y que se acortan con el paso del tiempo. Su longitud está considerada un marcador del envejecimiento celular. En personas con trastornos psiquiátricos severos, este acortamiento tiende a acelerarse, lo que motivó a los investigadores a buscar factores que pudieran mitigar el daño.

Una edad biológica 5 años más joven

El estudio, realizado en Noruega, analizó a 436 personas que participaron del estudio longitudinal TOP sobre psicosis. De ellas, 259 tenían esquizofrenia y 177 padecían trastornos afectivos como bipolaridad o depresión mayor con síntomas psicóticos. La mayoría de los participantes también eran fumadores, lo que se tuvo en cuenta al interpretar los datos.

Los resultados mostraron que quienes bebían 3 a 4 tazas de café al día tenían telómeros significativamente más largos que quienes no consumían café. Esta diferencia se traduce, según los autores, en una edad biológica hasta cinco años menor, en promedio.

Curiosamente, el beneficio no se observó en quienes tomaban más de 4 tazas diarias, lo que sugiere una curva en forma de “J”, donde el exceso revierte los efectos positivos. Además, quienes tomaban más café también fumaban más y eran de mayor edad, lo cual podría haber influido.

Por qué el café podría proteger

El café es una de las bebidas más consumidas del mundo y contiene una alta concentración de compuestos antioxidantes y antiinflamatorios. Dado que los telómeros son muy sensibles al estrés oxidativo y a la inflamación crónica, se presume que estos compuestos podrían ayudar a ralentizar el desgaste celular, especialmente en personas cuyo organismo ya sufre un deterioro acelerado por causas psiquiátricas.

Limitaciones del estudio

Se trata de una investigación observacional, por lo cual no permite establecer una relación causal definitiva. Los autores advierten que no se consideraron variables como el tipo de café (instantáneo, filtrado, espresso), el contenido real de cafeína, ni la ingesta de otras bebidas estimulantes.

Tampoco se analizó si los hábitos alimentarios, la calidad del sueño o la actividad física podrían haber influido en la longitud de los telómeros.

No obstante, el hallazgo es prometedor: sugiere que incluso en una población especialmente vulnerable, el consumo moderado de café puede asociarse a mejores indicadores de salud celular.

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