La pérdida de audición es un problema de salud significativo, especialmente entre las personas mayores, pero detectar signos tempranos de esta afección puede ser un desafío.
Ahora investigadores del Instituto de Investigación Rotman en Canadá han explorado una nueva vía para identificar la pérdida de audición temprana mediante el estudio de los movimientos oculares durante la escucha con esfuerzo. Su investigación, publicada en The Journal of Neuroscience, revela una conexión entre la disminución de los movimientos oculares y el esfuerzo auditivo en adultos jóvenes.
Las técnicas de diagnóstico actuales a menudo no pueden detectar signos tempranos de pérdida de audición, como la dificultad para entender el habla en entornos ruidosos. Esto ha llevado a la búsqueda de métodos más sensibles para evaluar la pérdida de audición en sus primeras etapas.
Dos neurocientíficos, Björn Herrmann y M. Eric Cui, llevaron a cabo un estudio con 26 adultos jóvenes para explorar la relación entre la escucha con esfuerzo y los movimientos oculares. Durante el estudio, los participantes escucharon frases e historias en diferentes condiciones de ruido de fondo mientras se registraban sus movimientos oculares.
Los investigadores encontraron que los movimientos oculares disminuyeron cuando los participantes experimentaron una mayor dificultad para entender el habla debido al ruido de fondo. Este cambio se reflejó en una mayor duración de la fijación y una menor dispersión de la mirada.
Este hallazgo sugiere que los movimientos oculares podrían servir como una medida objetiva del esfuerzo auditivo durante la escucha. Actualmente, la pérdida de audición se diagnostica utilizando audiometría tonal pura, que mide la capacidad de una persona para escuchar tonos puros a diferentes niveles de sonido. Sin embargo, esta prueba a menudo no detecta las dificultades en la percepción del habla en entornos ruidosos, que son signos tempranos de pérdida de audición.
Los investigadores creen que esta nueva medida de esfuerzo auditivo podría ayudar a identificar problemas de audición en una etapa más temprana, lo que permitiría abordarlos antes de que se vuelvan irreparables. Además, podría utilizarse para evaluar la efectividad de los tratamientos, como el uso de audífonos, en personas con pérdida de audición.
Aunque este estudio se centró en adultos jóvenes y saludables, los investigadores planean investigar si los movimientos oculares también indican esfuerzo auditivo en adultos mayores, donde esta herramienta de diagnóstico podría ser más útil. Esta investigación prometedora podría mejorar la detección temprana y el manejo de la pérdida de audición, beneficiando a un amplio espectro de la población.
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