La tregua fue corta. A menos de cinco meses del abrazo en Olivos, Mauricio Macri volvió a disparar munición gruesa contra el Gobierno, apuntando directo a Karina Milei y cuestionando la falta de avances en transparencia.
En una entrevista televisiva junto a Silvia Lospennato, candidata a legisladora porteña, el expresidente no se guardó nada: “Tuvimos una generosidad inédita. Bancamos los trapos en 2023 y los ayudamos en el peor momento. ¿Y ahora no podemos ir juntos a una elección legislativa?”.
La crítica más punzante no fue solo electoral. También metió el dedo en la llaga de uno de los temas que más incomoda al Gobierno: la percepción de corrupción. “Gobiernan hace un año y no subieron ni un lugar en el ranking de transparencia mundial”, lanzó Macri, en referencia al Índice de Percepción de la Corrupción que elabora Transparency International, donde Argentina sigue anclada en el puesto 99.
¿Karina Milei, la responsable?
Aunque no la nombró directamente en algunos pasajes, el mensaje fue claro. “La decisión de no acordar en CABA fue de ella”, dejó trascender un dirigente del PRO cercano a Macri. Las declaraciones se dan a días de las elecciones porteñas, donde se renuevan 30 bancas en la Legislatura y La Libertad Avanza competirá sin una boleta común con el macrismo.
Macri, por su parte, intentó marcar una diferencia institucional. “Queremos una alianza, no un arreglo de coyuntura. Esto tiene que servir para frenar la catástrofe de Kicillof en la provincia”.
Transparencia y legado
En tono comparativo, Macri defendió su gestión (2015-2019) y se adjudicó avances en materia de transparencia: “Subimos en todos los índices. Se ordenó el Estado. Acá parece que creen que el Estado no importa”.
Esa frase encierra una crítica velada al anarcocapitalismo que profesa Javier Milei, a quien ya no ve como un socio confiable. “Yo no quiero disputar poder, pero tampoco me voy a callar si veo que el país se aleja de las reglas de juego”, cerró.
Desde La Libertad Avanza evitaron responder públicamente, aunque en off the record calificaron los dichos como “innecesarios” y “electoralistas”.
Mientras tanto, el tablero opositor se sacude a días de una elección clave. Lo que asoma no es una interna, es una guerra fría.
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