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Jue, Oct

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Patricia García es hija de un minero ya fallecido, que llego a la cuenca allá por el año 1974, cuñada de un despedido y tía de otros trabajadores de la mina que hoy están viviendo una de las mas tristes situaciones.

En dialogo con Patricia García nos cuenta lo triste que es cada minuto de estos días, en los que todo su entorno familiar se encuentra en un completo estado de vigilia y alerta, por el temor de recibir otro telegrama de despido o una llamada telefónica que anuncie la perdida del puesto laboral de alguno de sus familiares. “estamos con el corazón en la boca” terminó diciendo en su relato.

Foto: (Primer imagen tomada al padre de Patricia Gomes en el año 1974 al llegar a la localidad de Rio Turbio en búsqueda de un futuro)

Su historia de vida en la cuenca y las tormentas que han podido sortear durante los años quedará, quizá para otra oportunidad. Pero en esta ocasión compartimos una carta que mas que puño y letra es mas bien desde el fondo del corazón de un pueblo entero que se encuentra en lucha por aquello que desde pequeños le enseñaron como un derecho fundamental, de acuerdo al Art. 14y 14 Bis. de nuestra constitución nacional.

Aquí sus palabras:

Podrán quitarles su fuente laboral, y hacer manifestaciones de poder tocando a los agentes intachables de la empresa, ensuciando sus legajos con cartas de despidos, podrán lograr que se nos salga el corazón del pecho al ver al cartero rondar por nuestro barrio, o que se nos acelere el pulso cada vez que suena nuestro celular y es de número privado. Pero escuchame bien; vos que te criaste con nosotros, que fuiste a nuestra misma escuela, que apoyaste embanderado a nuestros padres cuando se atrincheraron en la mina en el año 91, a vos que lloraste a nuestros 14 mineros fallecidos en el 2004, a vos que no tenés dignidad, porque no sabes lo que es ganarse el pan con el sudor de tu frente. Aun teniendo el poder en tu manos, y la capacidad de elegir, te pusiste en la vereda del frente, y le diste la espalda a tu pueblo que te vio crecer. Escuchame bien lo que te voy a decir: nadie tiene la autoridad de quitar la bendición que dios nos da, como lo es nuestro trabajo. Haciendo pagar justos, por pecadores. Pero tenemos uno allá arriba que es nuestro abogado y nos defenderá. Mirá y aprendé, porque vas a tener muchos años para arrepentirte y pagar por tu errores. Esta es nuestra lucha, este es mi pueblo y esta de pie. El hombre sabio sabe retirarse a tiempo con la frente en alto, el alma del minero, varón valiente y esforzado, es como el junco se dobla, pero sigue en pie, y no esta solo, huyendo como vos, dios y un pueblo entero lo acompaña.

!!!
Fuerza mineros!!!
 Fuerza mi pueblo!!!