En 2024 el índice llegó al 67,3 % y cerró el año en 52,8 %. El informe de la UCA expone desigualdades regionales alarmantes y advierte: la mitad del país está peor.
El mapa social argentino volvió a mostrar su rostro más crudo. Según el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la pobreza infantil alcanzó un récord del 67,3 % en el primer semestre de 2024, una cifra que sacude por su magnitud y por el tipo de país que evidencia: uno donde dos de cada tres chicos no acceden a lo mínimo necesario para vivir con dignidad.
Aunque el dato cerró el año con una baja al 52,8 %, impulsada por cierta estabilidad macroeconómica y una desaceleración inflacionaria, el deterioro acumulado sigue siendo brutal. Entre 2023 y 2024, la pobreza infantil subió más de 10 puntos porcentuales, impulsada por la inflación descontrolada, la licuación de ingresos y un Estado que, aunque aumentó la AUH y la Tarjeta Alimentar, no logró contener el golpe sobre los hogares más vulnerables.
La radiografía que ofrece el estudio es clara: no sólo creció la pobreza, sino que se agudizó la desigualdad territorial. Mientras algunas regiones lograron una recuperación relativa, otras se hundieron más. Y, como siempre, el norte del país paga la factura más cara.
Dos países, dos infancias
El contraste es brutal. En la Ciudad de Buenos Aires, la pobreza infantil cerró 2024 en 27,1 %, el nivel más bajo del país. En Concordia, tres de cada cuatro chicos viven en la pobreza: el 75 %, el índice más alto registrado.
El NOA y el NEA concentran los peores indicadores: Gran Salta, Formosa, La Rioja, Gran Paraná y Gran Resistencia siguen en el fondo de la tabla. Apenas Jujuy-Palpalá logró escapar del promedio regional. Mientras tanto, ciudades del centro y sur como Bahía Blanca, Neuquén, Mar del Plata y Rawson muestran señales de recuperación. Pero el promedio nacional esconde estas asimetrías: la mitad de los aglomerados empeoró entre 2023 y 2024.
“Los territorios con pobreza estructural o menor dinamismo económico son los que más sufren y menos capacidad tienen para recomponerse”, señala el informe. Es decir, sin intervención específica, las zonas rezagadas seguirán cayendo, sin rebote posible.
Políticas focalizadas o exclusión permanente
En 2024 hubo un esfuerzo fiscal notable en el aumento de la AUH: 100 % en enero, 27 % en marzo y 41 % en junio. Se amplió la cobertura de la Tarjeta Alimentar. ¿Alcanzó? No. Porque las políticas universales, por sí solas, no compensan un ajuste de estas características. La inflación acumulada fue del 62,4 % en el primer semestre. Y los hogares pobres registraron ingresos 42,6 % por debajo de la Canasta Básica Total.
El informe advierte que sin políticas de inclusión territorial específicas, los aglomerados más castigados seguirán profundizando sus brechas. La recuperación de 2024 fue parcial y desigual. Y si no se revierte esa dinámica, la geografía de la pobreza infantil quedará marcada por décadas.
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