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Jue, May

Ciencia y Tecnología

El 20 de septiembre de 2016, en Argentina, el astrónomo aficionado Víctor Buso estaba probando su nueva cámara acoplada al telescopio mientras apuntaba hacia la galaxia espiral NGC 613, cuando de repente grabó la aparición de un nuevo punto (enmarcado en rojo en la imagen) en las imágenes. Se trataba de una supernova, la explosión de una estrella.

Esta casualidad brindó a los científicos una oportunidad excepcional de conocer mejor estos raros fenómenos. En menos de un día, investigadores del Instituto de Astrofísica de La Plata y otros centros internacionales analizaron con detalle la supernova, denominada SN 2016gkg, y estudiaron su evolución. Los resultados se publican ahora en la revista Nature.

Los autores se centraron sobre todo en el brillante y rápido destello de la onda de choque que produce la estrella al explotar. El momento exacto de la explosión es muy difícil de predecir, lo que dificulta la detección de esta breve fase. De hecho, la mayoría de las supernovas se observan en un tiempo indeterminado después de la explosión.

En este caso, las observaciones también permitieron deducir que esta supernova es del tipo denominado IIb, aunque su estrella progenitora fue ligeramente más masiva que otra de esta clase muy estudiada llamada SN 2011dh.