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Interés General

El monotributo desaparecería en 2026. La transición a Autónomos y la baja de aportes patronales consolidan un sistema regresivo.

El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó esta semana que el Gobierno nacional tiene lista una reforma tributaria que implicaría la eliminación total del monotributo, el régimen simplificado que hoy contiene a más de 4 millones de pequeños contribuyentes, incluyendo cuentapropistas, comerciantes, profesionales independientes y trabajadores precarios.

La propuesta fue expuesta ante empresarios durante la conferencia anual de FIEL y, aunque aún no fue enviada al Congreso, el funcionario admitió que ya está redactada y que se debatirá en las sesiones extraordinarias.

El contenido de la reforma: más impuestos, menos cobertura

El proyecto prevé que todos los monotributistas pasen a tributar como autónomos, con una escala de aportes que iría de $100.000 a $500.000 mensuales, más un régimen general de IVA para quienes facturen más de $3 millones por mes. Es decir: se pierde el sistema unificado y de bajo costo que hoy permite ingresar al circuito formal sin costos prohibitivos.

En Ganancias, se aplicaría un nuevo Mínimo No Imponible de $1,7 millones netos, equivalente a un bruto de $2,84 millones, lo que podría alcanzar a profesionales y trabajadores independientes con ingresos medios. Además, se ampliaría el tope de deducciones a $5 millones.

Rebajas para empleadores, más carga para trabajadores

La reforma incluye también un paquete de incentivos para el empleo registrado que, en los papeles, busca “formalizar” la economía: reducción de contribuciones patronales del 25,5 % al 17 % y de aportes personales del 17 % al 13 % para nuevas relaciones laborales.

Incluso se anuncia un “blanqueo sin costo” para regularizar empleados en negro. Sin embargo, lo que no se menciona es que los beneficios fiscales son, nuevamente, para las patronales, mientras que los trabajadores pasarían a soportar cargas más altas, sin garantía de acceso pleno a la seguridad social.

Eliminación de impuestos “distorsivos”... pero no por ahora

Caputo volvió a prometer que se eliminarán Ingresos Brutos y el Impuesto al Cheque, dos de los tributos más cuestionados. Sin embargo, aclaró que “por ahora no se puede porque recaudan mucho”. La sinceridad brutal revela el corazón de la reforma: se avanza sobre los que menos tributan, mientras se preserva el status quo de quienes concentran la riqueza.

¿Formalización o exclusión fiscal?

El monotributo fue, desde su creación, una herramienta para incluir en el sistema tributario a millones de trabajadores que quedaban fuera por la rigidez y el costo del régimen general. Su eliminación bajo esta lógica representa un salto regresivo, que podría empujar a miles de pequeños contribuyentes a la informalidad o al cese de actividad.

En nombre de la eficiencia fiscal, el plan consolida una estructura más exigente para quienes menos ganan, mientras preserva ventajas para grandes jugadores y alivia a sectores concentrados. Es, en síntesis, una “revolución tributaria” hecha a medida del ajuste.

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